Agradezco a mi familia por lo feliz que fui en mi niñez, a mis padres, por la contencion, los limites, las palabras lindas, a mis hermanos, por las siestas eternas, que disfrutabamos tanto ( no dormiamos por supuesto) por las vacaciones, por la libertad de mi barrio.
Esta es la casa de mi infancia,en pleno centro de Ramos Mejia.
Los malvones de mamá.
De mi infancia recuerdo como disfrutaba el paso de las estaciones... era algo magico y especial, que sugeria que hasta lo previsible puede ser sorprendente.
El otoño marcaba el principio del año, con el comienzo de las clases, todo era nuevo y exitante. El barrio se llenaba de hojas secas y el devenir curjiente de mis pasos de niña, no pasaban aun de las guillerminas numero 30.
Mas tarde llegaba el sol brillante de invierno y el viento helado pegando sobre nuestras caras cuando volviamos de la escuela, cruzando sola la calle, como gesto absoluto de independencia y autonomia.
Pero tambien, mi infancia era el día de la primavera, el pic-nic , la vianda que preparaba mamá y que siempre era mas rica que la ajena. Si por un minuto pudiera volver a subir mi bicicleta turquesa... a mis patines... a los trazos torcidos de la rayuela en la vereda. Porque con la primavera, los dias se volvian mas largos, y todo era invadido por el olor al pasto recien cortado, o a la deliciosa tierra mojada tras la tormenta.
Y luego, el infinito verano, con su soledad de chicharras , la pelopincho y las siestas .
La infancia que me toco vivir fue muy buena, y asi espero que sea la infancia de mi hija.
Nos pasamos nuestra infancia jugando a "ser grandes" y ahora que lo somos cuanto deseamos volver a ser niños...